lunes, 18 de febrero de 2013

Doble sesión

Como en los reducidos cuartos del París de los sesenta
con papel en las paredes
al final de una escalera estrecha
así fue la sucinta tarde de hoy.
Aplastada por voces de patanes que dan miedo
dando martillazos fuera
no me dejan dormir siesta
ni entregarme al señuelo de mi nuevo amor.


Sesión de noche, esta vez con Pasolini.
No hay calma como en vísperas de examen
antes que los bolis rojos despierten de su sopor.

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