y muerto el combatiente, vino hacia él un hombre
y le dijo: «¡No mueras, te amo tanto!»
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.
Se le acercaron dos y repitiéronle:
«¡No nos dejes! ¡Valor! ¡Vuelve a la vida!»
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.
Acudieron a él veinte, cien, mil, quinientos mil,
clamando «¡Tanto amor y no poder nada contra la muerte!»
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.
Le rodearon millones de individuos,
con un ruego común: «¡Quédate hermano!»
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.
Entonces todos los hombres de la tierra
le rodearon; les vio el cadáver triste, emocionado;
incorporóse lentamente,
abrazó al primer hombre; echóse a andar...
César Vallejo
-"Oye, hazle caso a la nueva en todo lo que diga desde ahora: ¡qué descubrimiento Cáceres, y la exposición de Ballester!
-¿Cómo? ¡Ah, Jose Manuel Ballester! Y Cáceres fue muy bonito para mi también, pero por el momento no me apetece volver por allí. Ese viaje ya tuvo su sentido.
Por cierto, que yo también estuve viendo a tus gitanos ayer".
Luces de Bohemia. Fundación Maphre.
Hasta el 5 de mayo.
Paseo de Recoletos, 23. Madrid.
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