martes, 2 de abril de 2013

Masa

Al fin de la batalla, 
y muerto el combatiente, vino hacia él un hombre 
y le dijo: «¡No mueras, te amo tanto!» 
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo. 

Se le acercaron dos y repitiéronle: 
«¡No nos dejes! ¡Valor! ¡Vuelve a la vida!» 
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo. 

Acudieron a él veinte, cien, mil, quinientos mil, 
clamando «¡Tanto amor y no poder nada contra la muerte!» 
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo. 

Le rodearon millones de individuos, 
con un ruego común: «¡Quédate hermano!» 
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo. 

Entonces todos los hombres de la tierra 
le rodearon; les vio el cadáver triste, emocionado; 
incorporóse lentamente, 
abrazó al primer hombre; echóse a andar...

César Vallejo



-"Oye, hazle caso a la nueva en todo lo que diga desde ahora: ¡qué descubrimiento Cáceres, y la exposición de Ballester!
-¿Cómo? ¡Ah, Jose Manuel Ballester! Y Cáceres fue muy bonito para mi también, pero por el momento no me apetece volver por allí. Ese viaje ya tuvo su sentido.
Por cierto, que yo también estuve viendo a tus gitanos ayer".
 
Luces de Bohemia. Fundación Maphre.
Hasta el 5 de mayo.
Paseo de Recoletos, 23. Madrid.

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