sábado, 13 de abril de 2013

Rabih Mroué

 
Mroué me recuerda aquella vieja preocupación de pensar en los trabajos que quedan suspendidos cuando alguien muere sin avisar siquiera, sin prevenirlo, sin que nadie lo espere.
¿Saldrá un anuncio buscando sustituto?, ¿se menciona al candidato suplente el crespón negro en la vacante desierta?
Pienso en las carreteras españolas, con flores desteñidas a los lados.
Pero España no es el único lugar donde la gente deja puestos en el aire y la población activa puede a veces desaparecer por otras circunstancias.
Rabih Mroué advertía la tarde de ayer que hay muertos que también dejan las fotos, que el hiyab es una resistencia eficaz contra las injerencias de países ajenos, que los mártires mujaidines no se van del todo en realidad (y me pregunto si los que seguimos vivos con nuestra existencia incompleta y parcial estamos menos muertos).
Los diseñadores gráficos de Hezbollah homenajean a sus mártires con pósters minuciosamente retocados en formato digital, a los que añaden cada rostro a un mismo busto uniformado y general, sobre un fondo impreciso.
Miedo a los cuerpos reales, individuales, que excretan sus toxinas, diferentes entre si, indómitos a normas.
En los crímenes del mundo virtual no hay cadáver que complique la huida, ni hay despojos, ni sangre que nos pueda salpicar, todo es limpio con el botón derecho, eliminar.

Seminario "No hay más poesía que la acción".
MNCARS. Madrid. 12 y 13 de abril de 2013.

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