miércoles, 12 de diciembre de 2012

Amigo invisible

Tan misterioso estaba el instituto, con los docentes en guardia por los pasillos aunque tratando el que más y el que menos de disimular:
paseos al lavabo, a la fotocopiadora, a no sé cuántos sitios más y, de regreso, papeles de colores, serpentinas, notitas, letras desfiguradas... Tantas sorpresas, ocurrencias, gracietas, todo como bajo secreto sumarial en la primera semana de pistas y de cábalas a la espera de la traca final (el viernes 21)  para que se me ocurra, entre la primera y la segunda entrega de la trama, invitar a un par de compañeras a pasar un rato en casa, me falte cautela y se descubra mi percal (encima de la mesa)...

 
-Confío en su silencio, o más bien complicidad, y en no ser delatada.-
El caso es que es un hecho que nos gusta sentirnos festejados, la emoción, el sigilo, saber que alguien te ronda y no tener muy claro quién. A lo mejor de ahí las glorias del amigo invisible. Profana en estas reglas, que no en estos conceptos, y a falta de mejor objetivo que atender, muy felices me las prometía con mi batería de chismes preparados para causar sensación, cuando caí en mis redes. En fin, sigo adelante, tal vez cambiando de estrategia, y ya se verá...

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