lunes, 10 de diciembre de 2012

Dublineses

Sí, hace más frío fuera: puedo notarlo porque la calefacción ya no calienta lo bastante y por todas partes las corrientes de aire parecen invadir.
Y es a esta hora, en que debería ya llevar dormida un rato, cuando vuelve a perfilarse ese rostro tan claramente como si lo hubiera iluminado el sol. Esa cara redonda y apacible, sin rastro de perturbación.
Y fuera todo sigue congelado, también aquellos restos necrosados, enterrados y obviados de lo que fue mi amor.

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