Foto de Laurie Simmons.
No me hace gracia ya volver sobre esos temas.
A decir verdad últimamente no disfruto las conversaciones familiares, sigo inmersa en este frío y calculando con paciencia si en septiembre agitaré mi pelo como llamaradas espirales y furiosas contra todo lo que tenga que llegar.
Cien años más necesitaría, y más templanza, para no accidentarme en el primer trayecto de esta ridícula huida que se me ocurrió emprender.
Quisiera ser una sola, y no cubiqueda por todo cuanto llama mi atención. Quisiera consagrarme a mi única tarea. Todavía me mira ese ojo tuyo, incisivo y sonriente, desde el fragmento de foto que me descargué a tiempo, y todo se paraliza.
A estas alturas debería estar inmersa en el “Vacío y Plenitud”, y sin embargo, no paro de lorquear y torrefactarme en balde. Y el frío no se marcha.
Foto de Carlos Pérez Siquier.
Portada de El jueves, año I nº1. 27 de mayo de 1977.
Y, mientras tanto, más entretenimientos.
Valiente y sola en tu casa.
A envejecer y a llorar.
Pero la puerta cerrada.
Nunca. Ni muerto ni vivo.
Clavaremos las ventanas.
Y vengan lluvias y noches
sobre las hierbas amargas”.
(Bodas de sangre. Acto tercero, cuadro último).
Cortijo del Fraile, Níjar
-bajo una luz tan estremecedora como la tarde, aún no hace ni un año, que me lo encontré-.
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