domingo, 26 de mayo de 2013

27 de mayo

Foto de Laurie Simmons.
 
En ocasiones he escuchado a mi madre a propósito del frío el día de mi nacimiento, lo de mis míticos seis kilos y unas crines negras que a la semana tuvieron que rapar.
No me hace gracia ya volver sobre esos temas.

A decir verdad últimamente no disfruto las conversaciones familiares, sigo inmersa en este frío y calculando con paciencia si en septiembre agitaré mi pelo como llamaradas espirales y furiosas contra todo lo que tenga que llegar.
Cien años más necesitaría, y más templanza, para no accidentarme en el primer trayecto de esta ridícula huida que se me ocurrió emprender.

Quisiera ser una sola, y no cubiqueda por todo cuanto llama mi atención. Quisiera consagrarme a mi única tarea. Todavía me mira ese ojo tuyo, incisivo y sonriente, desde el fragmento de foto que me descargué a tiempo, y todo se paraliza.


A estas alturas debería estar inmersa en el “Vacío y Plenitud”, y sin embargo, no paro de lorquear y torrefactarme en balde. Y el frío no se marcha.

Foto de Carlos Pérez Siquier.
 
Se puede haber nacido el mismo día y no tener ni un punto de tangencia.

Portada de El jueves, año I nº1. 27 de mayo de 1977.
 
Como se puede rondar toda la vida en círculos concéntricos y no avanzar ni un palmo.
Y, mientras tanto, más entretenimientos.
 
“Tú, a tu casa.
Valiente y sola en tu casa.
A envejecer y a llorar.
Pero la puerta cerrada.
Nunca. Ni muerto ni vivo.
Clavaremos las ventanas.
Y vengan lluvias y noches
sobre las hierbas amargas”.

(Bodas de sangre. Acto tercero, cuadro último).

Cortijo del Fraile, Níjar
 -bajo una luz tan estremecedora como la tarde, aún no hace ni un año, que me lo encontré-.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.