Entonces dio el tirón, con todas sus fuerzas agarró el tirador tallado en la madera de ciprés, perfumada y antigua, y se balanceó hacia atrás.
Con el impulso la puerta se le vino encima y detrás el cadáver, grave y pesado como la mala conciencia, como una eternidad en el infierno, como Parsifal".
Pero quién me mandará apuntarme a cursillos de extrarradio, que a última hora dirigen guionistas de mi odiada "Cuéntame".
Ya lo decía mi padre: "...mejor sacarse el abono de San Isidro..."
Foto de Alina y Jeff Bliumis
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